El espíritu del hombre

angelico

En la antigüedad, la saliva era considerada una condensación del espíritu…. para curar o para herir.
Cuando prendieron a Jesús y le llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos, algunos le escupieron en el rostro.
Sin embargo él también había escupido. Una vez, tomó a un sordomudo aparte de la multitud, y, a solas, le metió los dedos en los oídos. Escupiendo, le tocó la boca con la saliva; suspiró profundamente y le dijo: ¡Ábrete!

«Creo en el hombre, esa basura
Creo en el hombre, esa inmundicia
Esa arena movediza, ese agua estancada.
Creo en el hombre, ese ser retorcido,
Esa vejiga de vanidad.
Creo en el hombre, ese adulador
Ese cascabel, esa pluma al viento,
Ese provocador, ese cotilla,
Creo en el hombre, ese vampiro.
Pese a todo lo que ha podido hacer
De mortal y de irreparable.
Creo en él
Por la firmeza de su mano,
Por su gusto de la libertad
Por el juego de su fantasía.
Por su vértigo ante una estrella.
Creo en él
Por la sal de su amistad,
Por el agua de sus ojos, por su risa,
Por su ímpetu y sus debilidades.
Creo en él por siempre
Por una mano tendida
Por una mirada entregada
Y sobre todo y por encima de todo
Por el saludo simple de un pastor»

Lucien Jacques, Creo en el Hombre

(Imagen: Fray Angélico. Escarnio de Cristo,  1441. (Detalle) Convento de San Marcos de Florencia. Italia)

El amor que no brinca o las parejas a la pata coja

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Para participar en una carrera de parejas a la pata coja es preciso:
1º. Tener una pareja,
2º. Poner un pie de cada uno junto al pie del otro y atarlos fuerte con un pañuelo,
3º. Sujetarse bien el uno al otro,
4º. Correr los dos al mismo ritmo.

Si uno tropieza, caen los dos; si uno va deprisa, el otro debe seguirle, si uno se para, el otro también…. De lejos parecen uno solo con tres pies. Pueden ir deprisa y ganar la carrera, ….. porque encajan como dos piezas de un puzzle: uno complementa a otro. Desde fuera parece la pareja perfecta. Pero dice Ibn Hazm que las cosas llevadas hasta el límite producen los efectos contrarios. Si apretamos mucho tiempo la nieve, quema. Podemos llorar de risa y temblar de alegría. De tan compenetrados, de tan fusionados, nos quemamos. Entonces, cuando la pareja se rompe, ninguno de los dos sabe ya caminar solo, llevan años a la pata coja, llevan años sujetándose el uno al otro.

(…)
«Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.»

Jaime Sabines, No es que muera de amor, muero de ti

La máquina de soñadas invenciones

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Don Quijote salió en busca de aventuras. Iba tras algo que parece inalcanzable: ser Otro. En su caso, quería ser un héroe de caballería. Quizás después de leer tanos libros que durante años le han entretenido y llenado su tiempo, sus conversaciones y su mente ahora se pregunta ¿y ahora, cuando ya casi tengo cincuenta años, qué he hecho en esta vida? Entonces decide convertirse en un andariego…

El hexagramas del I ching que corresponde al andariego representa un pasto sobre la montaña que se quema. El fuego no permanece quieto, siempre sigue su andanza en busca de nuevo alimento. La montaña se mantiene quieta, pero el fuego que la recorre no permanece. Nunca están juntos. Por eso dice el oráculo que la separación es la suerte del andariego. Está buscando llenar un vacío.

Para llenarlo podemos hacer dos cosas: construir un nuevo mundo, un mundo imaginado, o reducir nuestra realidad con rutinas y convenciones…. En ambos casos, como el incendio, necesitamos combustible para poder seguir avanzando. Meditar, comer sano y ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente, con disciplina aprendida de lecturas o prácticas que se ubican en las librerías en la sección “autoayuda”, religión o psicología, puede no ser espiritualidad sino una nueva realidad imaginada que nos hemos construido.

Creer que voy a la India a creer que entiendo
lo que creo que hay que creer
creer que entendí lo que hay que creer para saber y
creer que estoy en la India porque creo saber
lo que hay que creer
creer que sigo en la India para profundizar este saber
sin permitirme creer que me ilusiona
Ganges alguno
profesor templo vaca millón de muertos
Ganges alguno
creer que mi creer estar en la India tiene un sentido cósmico
irrepetible intraducible
creer que mi creer estar en la India será fundamental
para mi creer saber
y el de la India
creer que el seguir en India todo un año resolverá el dilema
de lo que es creerse un ser ansioso de saber
de paso creer que es mi deber elaborar manuscribir trasliterar
reelaborar y difundir
creer que ya es hora de creer que capté todo lo que había que
entender
creer que ya es hora de volver a la añorada patria a divulgar
tanto saber
creer salir de la India llegar a la añorada patria
ver ver no poder creer
no poder creer
no poder ser
creer que vuelvo a la India a ver si entiendo
lo que creo que hay que creer
Susana Thenon, NON STOP
(Imagen: Don Quijote. Doré.)

Traspasar lo gris

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Al principio no había rutinas, solamente ermitaños. Pero un día, Benito de Nursia se refugió con algunos seguidores en Monte Cassino, en la comarca italiana de Campania y escribió la Regula Sancti Benedicti. Organizó la vida monástica y estableció un horario para que los monjes rezaran y trabajaran de manera equilibrada. Carlomagno mandó hacer una copia de la regla y ordenó que fuera obligatoria en todos los monasterios del Imperio.

Las rutinas dan seguridad, pero empobrecen el alma. La rutina diaria, que tanto criticamos, calma nuestras ansiedades profesionales, domesticas, familiares… Con la rutina no podemos sacar nuestros más escondidos talentos ni descubrir las pequeñas cosas que son distintas cada día: la forma de una nube reflejada en el edifico de oficinas, la brisa al bajar la ventanilla del coche, una sonrisa…

Rutinas, normas o procedimientos, ……….. no vaya a ser que alguien quiera subir una montaña y retirarse a meditar solo como hacía Jesús.

«Monstruo gris, gris profundo,
profundamente oculta sus amores, sus odios,
gris en su casa,
gris en su juego,
en su trabajo, gris,
hombre gris, de gris alma.
Yo quiero, necesito,
mirarle allá a la hondura de los ojos, conocerle,
arrancarle su careta de cemento,
buscarle por detrás de sus tristes rutinas.
(..)
Dime, Dios mío, que tu amor refulge
detrás de la ceniza.
Dame ojos que penetren tras lo gris
la verdad de las almas,
la hermosa desnudez de tu imagen:
el hombre.»
Dámaso Alonso, Ah, yo quiero vivir… (extracto)

 

Desnortados y hacia el sol

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Al ver llegar la tormenta estuvimos discutiendo si era mejor acercarse a la costa o permanecer en alta mar agitados por las olas. No nos pusimos de acuerdo y terminamos compartiendo sesudos y profundos pensamientos sobre la insignificancia del hombre en el océano.

Al final, cuando nos dió de lleno la tormenta no habíamos decidido nada y cada uno actuó de una manera diferente: unos saltaron al bote salvavidas, otros remaron contracorriente, otros se dieron a la bebida, algunos, incluso, se pusieron en un rincón del puente y rezaron.

Tras la tormenta, estábamos todos enteros, pero un rayo había alcanzado el mástil y la aguja de la brújula había perdido su magnetismo.

El barco avanza, con todos dentro, hacia la puesta de sol.

« Mais les vrais voyageurs sont ceux-là seuls qui partent
Pour partir; cœurs légers, semblables aux ballons,
De leur fatalité jamais ils ne s’écartent,
Et, sans savoir pourquoi, disent toujours: Allons! »
Charles Baudelaire. Le voyage

(Imagen: Mapamundi de los Cresques. Atlas Náutico de 1375, en el que aparece, por primera vez, la rosa de los vientos, Museo Naval. Madrid)

Ilumina tus ojos

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Cuando un guijarro baja cuesta abajo, desordenadamente, no sabemos qué camino tomará, si se quedará parado al lado de una rama, si será arrastrado por la tormenta, si un niño lo utilizará para jugar….

 

El destino de cada uno no está escrito ni prefijado porque, como semillas al viento y no como piedras, nos hemos lanzado a volar. Nuestra es la fuerza con la que mover las alas.

 

«(…)
Estás en medio del recinto inexpugnable del pánico.
Y eres tú quien orquesta los crímenes.
Porque has sido tú.
Tú, que eres capaz de imaginar,
de sentir todo lo que imaginas,
de fabricar todo lo que sientes,
de construir realidades con los sueños
quién ha dado vida al horror.
Por eso, atrévete a cambiar la estructura
del mundo
y donde dices temor di esperanza
porque las lágrimas también son de alegría.
Porque la sangre también es nacimiento.
Porque la belleza también es sobrecogedora
y el amor un potente estallido.
Por eso, atrévete.
Apacigua tu mente,
ilumina tus ojos,
imagina justicia.
Imagina consuelo.
Imagina bondad.»

Ana Rossetti. Atreveté y sucederá

(Imagen: Goya, Modo de volar. Serie Disparates. Museo del Prado, Madrid)

 

Andar juntos y distraidos

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El jardín de las delicias de El Bosco es uno de los cuadros más famosos del Museo del Prado. En la tabla central las parejas navegan en cristalinas y transparentes burbujas en un mundo de pájaros, agua y cúpulas de colores. Todos sonríen y, unidos, van ascendiendo progresivamente hacia lo alto del cuadro. Es el camino para llegar a la tabla de la derecha, al paraíso.

Cuando llega el amor, descubrimos nuevos mundos. De pronto, desde la mirada del otro, el paisaje tiene tonalidades diferentes. Nosotros también le mostramos detalles que no conocía. El mundo se muestra diferente y más completo.

Pero poco a poco, al seguir andando comenzamos a mirarnos el uno al otro. Comparo su mochila y su cansancio con los míos y vamos  interpretando. Imaginamos qué puede estar sintiendo, entonces… , en lugar de disfrutar y construir juntos, procuramos acompasar nuestro ritmo al suyo…… Ya no miramos juntos.

«They walked through street after street, conversing and laughing; they conversed and laughed to give substance and weight to the most gentle of ecstasies which was the happiness of their thirst. (….)
Until everything transformed itself into denial. Everything transformed itself into denial when they craved their own happiness. Then began the great dance of errors. The ceremonial of inopportune words. He searched and failed to see; she did not see that he had not seen, she who was there in the meanwhile. He who was there in the meanwhile…. Everything went wrong, and there was the great dust of the streets, and the more they erred, the more they craved with severity, unsmiling. All this simply because they had been attentive, simply because they were not sufficiently distracted. Simply because suddenly becoming demanding and stubborn, they wanted to possess what they already possessed. All this because they wanted to name something; because they wanted to be; they who were.»
Clarice Lispector, The Foreign Legion. Because They Were Not Distracted. 

(Imagen: El Bosco. Tríptico de la Delicias o Millenuim. 1504. Museo del Prado. Madrid)