El andariego

san pedro ribera

Uno de los hexagramas del I ching corresponde al andariego. La imagen que representa es la de un pasto sobre la montaña que se quema. Da un claro resplandor pero el fuego no permanece quieto, siempre sigue su andanza en busca de nuevo alimento. La montaña se mantiene quieta, pero el fuego que la recorre no permanece. Nunca están juntos. Por eso dice el oráculo que la separación es la suerte del andariego. Está buscando llenar un vacío.

“Creer que voy a la India a creer que entiendo
lo que creo que hay que creer
creer que entendí lo que hay que creer para saber y
creer que estoy en la India porque creo saber
lo que hay que creer
creer que sigo en la India para profundizar este saber
sin permitirme creer que me ilusiona
Ganges alguno
profesor templo vaca millón de muertos
Ganges alguno
creer que mi creer estar en la India tiene un sentido cósmico
irrepetible intraducible
creer que mi creer estar en la India será fundamental
para mi creer saber
y el de la India
creer que el seguir en India todo un año resolverá el dilema
de lo que es creerse un ser ansioso de saber
de paso creer que es mi deber elaborar manuscribir trasliterar
reelaborar y difundir
creer que ya es hora de creer que capté todo lo que había que
entender
creer que ya es hora de volver a la añorada patria a divulgar
tanto saber
creer salir de la India llegar a la añorada patria
ver ver no poder creer
no poder creer
no poder ser
creer que vuelvo a la India a ver si entiendo
lo que creo que hay que creer”
Susana Thenon, Non Stop

(Imagen: Anónimo (Ribera). Las lágrimas de San Pedro. Museo del Pardo))

Ojos

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Hay veces que el mundo parece feo, lleno de podredumbre, irritante e histérico. Todo mancha, todo hiere. No podemos escapar de lo sucio porque está aquí, es nuestro, somos nosotros mismos quienes lo producimos.

A veces las cosas salen mal, a veces perdemos algo para siempre. Pero sin adversidad, no podríamos conocer el verdadero significado de nuestros logros, ni aprender más de nosotros mismos.

Sin descubrir nuestros defectos nunca aprenderíamos a perdonar los de los otros.

“Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.”
Octavio Paz. Tus ojos

(Imagen: el caminante sobre el mar de nubes, Caspar David Friedrich)

Desplegar las raíces

SNAHN_OSUNA_CP_090_D_31_001-1200x1572Dice Cioran que no nacer no está al alcance de nadie. Cada persona fue sacada un día de la nada para ser. Luego, al morir, volvemos al no-recuerdo, a no-saber.
Pero no es cierto que vengamos totalmente de la nada. Traemos “huellas” que han ido pasando de ser en ser desde hace miles de años, que compartimos incluso con otros seres vivos,…

En nuestro ADN está el pasado, el recuerdo que se despliega en cascada por nuestro árbol genealógico. Muchos estudios psicológicos y médicos nos dicen que conocer las huellas generacionales que llevamos nos ayuda a desentrañar nuestra identidad. Podemos detectar enfermedades o incluso, patrones repetitivos de silencios, traumas o necesidades que van pasando, de generación en generación, sin apenas inmutarse.

Pero también sabemos que no todo es genético, el ambiente también influye. El entorno nos transforma, la mirada modifica lo observado, el presente que decidimos nos cambia.

Por eso al despertar en la mañana, me digo que, desde un mismo árbol y con las mismas huellas, cada uno es una semilla diferente. En un jardín o en un bosque, con mejor o peor tierra, más estiércol, luz o agua, cada uno será un nuevo árbol, único, que debe brotar y crecer fuerte.

Un torrente se precipita en mi, de antiguos hombres y mujeres
cuya sangre ha venido a ser la mía. El manantial queda envuelto
por las nieblas de una cumbre tan remota
que no llego a imaginarlo. ¿Por qué
abrupto camino, arrastrando consigo
qué guijarros y arcillas, desviado,
por qué árboles caídos o murmurando ronco
en la sombra de qué matas, ha empujado hasta aquí sus oleadas?
Distingo tan solo las últimas: mis padres,
una abuela hermosísima y ardiente. Más atrás
no puedo remontarme, pero el estruendo
de innumerables vidas ignoradas
me atraviesa confuso: oigo las risas y el llanto,
voces imperiosas o suplicantes
en luchas y abandonos. Yo he nacido
de todo eso y lo guardo en mí
aumentando por mi tímido arranque
en el tramo que me fue otorgado. Si corro
a tu encuentro, todo un pueblo
sale a encontrarte, y al pueblo que está en ti
ofrece su alianza. ¡Qué abismos
de espacio y tiempo,
y cuánta vida y cuánta muerte
caben en un solo latido de amor!
Marguerita Guidacci, Torrente

(Imagen: Árbol genealógico de los Duques del Infantado. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo Histórico de la Nobleza.)

La luz del faro

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Tefillah / ruego

Por los que no saben que viven en un faro y solo ven lo que, por trozos, iluminan.
Para que, por encima de pensamientos y sentidos, se hagan conscientes de que solo miran una parte subjetiva de la vida.
Para que la luz sea toda y miren el mundo desde arriba.  

«Dijiste hace años;
«En el fondo soy un asunto de luz».
Y ahora todavía al apoyarte
en la ancha espalda del sueño
aun cuando te hunden
en el pecho aletargado del ponto
buscas rincones donde el negro
se ha gastado y no resiste
buscas a tientas la daga
destinada a perforar tu corazón
y abrirlo a la luz.»
Georges Seferis, de Tres poemas ocultos

 

Otoño

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Tefillah/ ruego

Por los que se aferran a posesiones y acumulan cosas, personas o ideas, para que, como los árboles en el otoño con sus hojas, aprendan a déjalas escapar..
para que entiendan, que volverán de nuevo si de verdad les pertenecen.

«Estábamos callados
esperábamos algo.
Llegaron las estaciones, una tras otra,
con frutos en los cestos y nieve en los ropajes.
Llegaron los árboles, los libros, los hijos.
También llegó la muerte,
con la boca llena de clavos,
y seguimos como siempre
ya que nunca aprendimos
a vivir sin milagros.
Isilik geunden
zer edo zer itxaroten.
Etorri ziren urtaroak, bata bestearen ondotik,
saskietan mertxikak eta soinekoetan elur-malutak.
Etorri ziren arbolak, liburuak, seme-alabak.
Etorri zen heriotza ere,
ahoa iltzez beterik,
eta artean legez iraun genuen
ez genuelako ikasi ahal izan
miraririk gabe bizitzen»
Miren Agur Meabe de Anzalaren kodea / El código de la piel.

 

Respiro y lloro…. desde el principio

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Al nacer, el ser humano hace dos cosas casi simultáneamente: respira y llora.
Vivir es respirar. Entra el aire por nuestros pulmones y el cerebro se llena de oxígeno.

La primera inspiración nos hace llorar y al llorar, desplegamos aún más los pulmones, hasta ahora intactos.

Minutos más tarde, nos cortan el cordón de la dependencia. Ahora somos plenamente seres de este mundo, de esta tierra, únicos.

Sin embargo… también desde entonces llevamos para siempre, en el centro del cuerpo, una cicatriz.

«Concédenos, Señor, que conozcamos que todo nos ha sido concedido en el principio.
Que seamos felices con la felicidad que somos.
Que conozcamos con el conocimiento que somos.
Que amemos con la llama del amor que somos.»
Ibn Arabi

(Imagen: Book of Hours, MS M.84 fol. 120r)

Escribiendo el curriculum

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El resultado de la entrevista de trabajo no va a depender solamente de la imagen que yo pueda haber dado, ni de lo que yo crea que el otro haya visto en mí. ….. Tropecé dos veces a la entrada, jugué con un clip hasta romperlo y después, mis brazos se cruzaron sobre el pecho….

En realidad, quizás, quería salir de allí corriendo.

“¿Qué hay que hacer?
Presentar una instancia
y adjuntar el curriculum.
Sea cual fuere el tiempo de una vida
el curriculum debe ser breve.
Se ruega ser conciso y seleccionar los datos,
convertir paisajes en direcciones
y recuerdos confusos en fechas concretas.
De todos los amores basta con el conyugal,
los hijos: sólo los nacidos.
Importa quién te conoce, no a quiénes conozcas.
Viajes, sólo al extranjero.
Militancia en qué, pero no por qué.
Condecoraciones sin mencionar a qué méritos.
Escribe como si jamás hubieras dialogado contigo mismo
y hubieras impuesto entre tú y tú la debida distancia.
Deja en blanco perros, gatos y pájaros,
bagatelas cargadas de recuerdos, amigos y sueños.
Importa el precio, no el valor.
Interesa el título, no el contenido.
El número del calzado, no hacia dónde va
quien se supone que eres.
Adjuntar una fotografía con la oreja visible:
lo que cuenta es su forma, no lo que oye.
¿Qué oye?
El fragor de las trituradoras de papel.”

Wislawa Szymborska

(Imagen: Libro de horas de la reina María de Navarra, 1342. Biblioteca Marciana (Venecia)

La magia de los opuestos

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Nada existe sin su opuesto. La música existe porque hay silencio, la alegría porque es posible la tristeza, el éxito de la posibilidad del fracaso,…. En el sur tenemos sol y fértiles tierras pero no conseguimos ponernos de acuerdo. Allá en el norte donde la tierra es oscura y fría se sostienen unos a otros. Si lo tuviéramos todo, entonces, en algún otro lugar, alguna otra persona, no tendría nada.

En los evangelios está escrito: “La luz y las tinieblas, la vida y la muerte, los de la derecha y los de la izquierda, son hermanos entre sí, siendo imposible separar a unos de otros. Por ello ni los buenos son buenos, ni los malos, malos, ni la vida es vida, ni la muerte, muerte. Cada uno vendrá a disolverse en su propio origen desde el principio. ”

“¡Ay del que llega sediento
a ver el agua correr,
y dice: la sed que siento
no me la calma el beber!
¡Ay de quien bebe y, saciada
la sed, desprecia la vida:
moneda al tahúr prestada,
que sea al azar rendida!
Del iluso que suspira
bajo el orden soberano,
y del que sueña la lira
pitagórica en su mano.
¡Ay del noble peregrino
que se para a meditar,
después de largo camino
en el horror de llegar!…..”
Antonio Machado. Coplas elegíacas

(Imagen: Johannes Itten. Design and form. The basic course at the Bauhaus. 1963. Reinhold Publishing Corporation. N.Y.)

El frágil solsticio

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Lo estático no existe. Lo perfecto, tampoco. Cuando llegamos a un extremo, comenzamos a descender hacia su contrario. El solsticio es a la vez principio y final de un nuevo ciclo. Es tan solo un efímero y frágil equilibrio. Porque es más fácil destruir un árbol cuando es tan alto que puede venirse abajo con la tormenta o cuando es joven y puede ser arrancado fácilmente con las manos, Platón defendía el punto medio como el mejor lugar de encuentro. Pero, como es inestable, es difícil no dejarse arrastrar hacia los bordes. Conocer e integrar el balanceo nos permite no ver el mundo en blanco o negro.

Era todo tan leve como el punto
más liviano del sol cuando amanece.
Era todo tan suave como el higo
picoteado de pájaros con sueño.
Era luz que se quiebra en tu sonrisa
suspendiendo sus frutos en la sombra.
Era todo tan tenue que cabía
en un adiós o en una bienvenida.
Era todo tan tuyo y tan ajeno
que se fue dispersando con la vida.
Carmen Alardín. Era todo tan leve como el punto