“Tanto las vasijas de vidrio como las de arcilla se construyen a base de fuego. Las de vidrio pueden remodelarse si se rompen, pues ha sido por un soplo por lo que han llegado a ser. Las de arcilla, en cambio —de romperse—, quedan destruidas, pues no ha intervenido ningún soplo en su construcción” dijo Jesús en los evangelios-
Solo podremos compartir nuestra vida si queremos hacerlo. Es la voluntad la que determina la unión. Tenemos que soplar para darle forma al amor. Quizás por eso corazón y voluntad son la misma palabra en hebreo. Que no sea por falta de voluntad porque no vivimos nuestra vida ni amemos.
«Amor, amor, las nubes a la torre del cielo
subieron como triunfantes lavanderas,
y todo ardió en azul, todo fue estrella:
el mar, la nave, el día se desterraron juntos.
Ven a ver los cerezos del agua constelada
y la clave redonda del rápido universo,
ven a tocar el fuego del azul instantáneo,
ven antes de que sus pétalos se consuman.
No hay aquí sino luz, cantidades, racimos,
espacio abierto por las virtudes del viento
hasta entregar los últimos secretos de la espuma.
Y entre tantos azules celestes, sumergidos,
se pierden nuestros ojos adivinando apenas
los poderes del aire, las llaves submarinas.»
Pablo Neruda Cien sonetos de amor. Santiago, Editorial Universitaria, 1959.
(Imagen: Pareja volando. Carlos Luis de Ribera y Fieve. 1835 – 1891. Museo del Prado. Madrid)
Bello…
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Buena similitud entre la física y la química, la del amor y las vasijas. Excelente la elección en poesía de Neruda. Feliz viernes..
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Me alegra que te guste. Gracias!
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No sabía que voluntad y corazón son la misma palabra en algún idioma del mundo…esta es una entrada que ilumina.
Saludos.
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que buena reflexión y poema!
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